lunes, 17 de noviembre de 2014

"La cruz del diablo" Gustavo Adolfo Bécquer

El crepúsculo comenzaba por las orillas del Segre cuando por fin llegamos a Bellver, nuestro destino.Bellver está situada a la falda de una colina, por detrás de la cual se ven elevarse, como las gradas de un colosal anfiteatro de granito, las empinadas y nebulosas crestas de los Pirineos.Cerca de una roca se hallan los vestigios de lo que era el muro que dividía el condado de Urgel y su feudo. A la derecha del sendero se encontraba una cruz de hierro y mármol. Yo me adelanté unos metros por delante de los demás y me dispuse a observar la cruz. Comencé a caminar hacia ella, ya cerca, me dispuse a murmurar una de esas oraciones que todo el mundo sabe, y de pronto sentí que me sacudían por los hombros. Era uno de nuestros guías que con gran expresión de horror me dijo que esa cruz estaba maldita, todo lo que a ella le rezasen iría a oídos del diablo, de ahí su nombre, La Cruz del Diablo. Me entró mucha curiosidad de saber el porqué de tan siniestro nombre. Nuestros compañeros de viaje se nos unieron y el guía se dispuso a contarnos la aterradora historia. Así comenzó:  Cuando los moros gobernaban la mayor parte de España, los reyes eran condes y las villas aldeas pertenecientes a un feudo gobernado por un señor.El caso es que en aquel tiempo esta villa y otras más, estaban al poder de un barón cuyo castillo estaba en la cresta de una colina del Segre. Este barón era de muy mal carácter y bastante insoportable, por no decir del todo.Como distracción y mejor dicho lo hizo para purgar, sus culpas, se decidió en salir a la conquista del sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo. La comarca entera respiró tranquila porque por fin, tan injusto gobernante había partido. Estuvo tres años ausente, y si malo se fue, peor vino. Obligó al pueblo que pagaran mayores impuestos. Se quejaron al rey de tan injusta situación pero éste sólo les hizo burla.Como único remedio, se pusieron de acuerdo, se encomendaron a la Divina Providencia y tomaron las armas: pero el señor llamó a sus secuaces, llamó en su ayuda al diablo y se preparó para la lucha. Al final de toda la sangrienta batalla triunfó la justicia de la siguiente manera:
Una noche todos en el castillo rendían culto al diablo, después de tanto alcohol, tantas blasfemias y tanto delirio todos cayeron dormidos y fue cuando algunos campesinos treparon el castillo protegidos por la sombra, decidieron entregar su vida por la causa prendiendo fuego al castillo. Todos perecieron. Aún se veía el haz de armas , nadie las tocaba, pero había fábulas sobre ellas. Durante mucho solo fueron cuentos, pero con el tiempo se volvieron más reales.Los vecinos del pueblo comenzaron a oír ruidos y a ver luces de las que nadie sabía la procedencia allá arriba en el peñón. Cuando un mes después aparecieron varios cadáveres y propiedades quemadas descubrieron que se trataba de una banda de bandidos, quienes se refugiaban en el castillo y cuyo jefe llevaba la armadura del antiguo señor del Segre. El líder dijo que después de haber sido desheredado por su padre antes de morir, y al encontrarse solo ante el mundo decidió formar una banda de jóvenes que se encontrasen en su misma situación.  Al hacer una asamblea para decidir quien sería el jefe un hombre armado de pies a cabeza y con voz hueca se proclamó jefe. Algunos creen que es el diablo en persona.   Los vecinos hartos de la situación pidieron socorro al ermitaño del pueblo quien les dijo que no los vencerían con armas , sino con una oración con la que San Bartolomé había hecho al diablo su prisionero.  Así fue, y cuando por fin estaba bajo las manos de la justicia fue destinado a la horca. Antes de ejecutarlo se le ordenó que se descubriese la cara, orden que ignoró una y otra y otra vez. Hasta que decidieron quitársela a la fuerza, cosa que desearon no haber hecho, ya que al quitarle el casco, toca la armadura se desvaneció, nada la contenía.



Esta ha sido una de las historias más interesantes para mí, en algunos momentos me parecía algo pesada por las descripciones, pero la historia en si me ha gustado. Me parece una leyenda curiosa e interesante y mientras la leía se iba formando una imagen en mi cabeza y realmente me ha gustado. Creo que desde un primer momento todos imaginamos que debajo de la armadura se encontraría un espíritu o un esqueleto o algo por el estilo, así que realmente era bastante esperado el final pero también he de decir que esperaba que hubiese algo, por lo cual también acaba por sorprenderte. Me gusta la forma de expresarse del escritor, lo hace sencillo, no es complicado de entender como muchos de los otros cuentos en los que la expresión era mucho más "a la antigua" y se hacía dificil entender muchas cosas de las que decían.

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