lunes, 8 de diciembre de 2014

Maese Pérez,el organista

Esta leyenda trata de un músico que tocaba maravillosamente el órgano, debido a esto era muy conocido por toda la ciudad y en Nochebuena tocaba en la iglesia de Santa Inés en la cual iban ricos y pobres de la ciudad, Maese Pérez, el músico no tocaba otro órgano que no sea del de Santa Inés.Un día de Nochebuena todos esperaban a Maese Pérez impaciente para que comenzara la misa, pero en ese llegó un hombre anunciando que estaba enfermo, luego otro hombre que tocaba el órgano(pero lo tocaba mal), se ofreció a sustituirlo; cuando luego llega Maese Pérez moribundo, y su hija no pudo impedir que venga puesto que decía que era la ultima vez; al final de aquella misa Maese murió, todos sorprendidos y atónitos.Después de un año el mismo músico  de San Roman que remplazó a Maese el año anterior, iba a tocar este año, pero toda la gente de la ciudad se oponía y hacían escándalo, luego lo dejarían tocar, al terminar bajó del órgano algo confuso, y accedió a algo que Maese nunca quiso, tocar el órgano de la Catedral.El posterior año no hubo la gran asistencia como los anteriores, por la popularidad que se presentaba en la catedral, pues en la iglesia de Santa Inés iba a tocar la hija de Maese; ella en un ensayo le comentó a la abadesa de la iglesia que había visto a su padre pero ella no le creyó.Al día de la misa y cuando iba a tocar vio a su padre en el banco, ella lo avisó pero nadie vio nada, el órgano comenzó a tocarse sólo como solo Maese Pérez hacía. La música que se dio en la misa de la Catedral por el hombre se San Roman fue horrorosa.El espíritu de Maese Pérez  siguió tocando todos los años, hasta que cambiaron el órgano. Pues desde ese momento se le volvió a oír.

La música es el gran lenguaje universal, es algo que  nos une a todos, y nunca nos hace pelearnos. Puede que nos peleemos por los músicos pero no por la música que dicen que amansa a las fieras y los humanos somos la peores fieras de este mundo y solo la música nos para. En este caso la música fue incluso capaz de unir a los humanos con el más allá, con ese otro mundo. Por fin no es una historia de amor, pero es una preciosa historia que no habla del amor de los enamorados pero si del amor de un pueblo a la música de este hombre, del amor de una hija a su padre, del amor de un músico con su instrumento y su música. El amor tiene mil formas y a cada cual mas increíble, y puede ser tan fuerte que nos haga volver del más allá.La lectura ha sido algo complicada pero apasionante, consiguió meterme en la historia y tendrá mucho que ver que la historia me gustase pero me ha gustado leerla.


El rayo de luna

La siguiente leyenda nos cuenta la vida de un hombre, Manrique,un noble solitario que siempre se encontraba encerrado en si mismo. Le encantaba la poesía y por ello su carácter solitario le permitía pensar y poder remover su mente. Una noche cálida de verano vio como una mujer se dirigía al monasterio de los Templarios, él la siguió e intentó alcanzarla y hablar con ella, pero a pesar de todos sus intentos no consiguió alcanzarla hasta que llegó a la que él supuso que era su casa. Pero cuando tocó la puerta y preguntó que quién vivía allí, la persona que le abrió le dijo que era la casa de Alonso de Valdecuellos que era el montero mayor del rey y que vivía solo. Pasado un tiempo volvió a verla desde su balcón y la volvió a seguir pero mucho más de cerca y así pudo darse cuenta de que lo que veía era un rayo de luna por el medio del bosque, al que le daba voz el viento que chocaba contra los arboles. Esto llevó a nuestro protagonista en una gran melancolía pensando que la vida era un engaño y el amor era un simple rayo de luna. Después de muchos años todos pensaban que Manrique estaba loco, según el autor de la obra, solo había recuperado el juicio.

Las leyendas al final siempre van de lo mismo, del amor, de las ilusiones que acaban mal. Pero el amor no es solo un rayo de luna, no es solo una ilusión y yo no creo que Manrique este loco pero tampoco que haya recuperado la cordura. Tan solo esta desilusionado, lleva desilusionado años y así seguirá si nada lo vuelve a ilusionar, negarse a todo no le ayuda, y por eso probablemente murió con esta desilusión pero el mundo vive de ilusiones, de sueños que se rompen, de nubes que deshacen, y el amor solo es un sentimiento que puede fingirse, acabarse, desaparecer, pero existe, no es solo un rayo de luna, es algo más, es todo, porque el amor lo representa todo y quizás a Manrique se le olvido que esa mujer no era su único amor, que tenía amigos y familia, que esa ilusión quizás ni siquiera fuese amor, que no era nada, solo una ilusión.

La corza blanca

En Aragon, el caballero don Dionís, vivía en retiro con su hija Constanza. Un día, en una reunión con don Dionís, Esteban, un zagal que trabajaba para él, cuenta una experiencia que tuvo al salir de cacería: 

Estaba caminando por el monte, cuando apareció un grupo de corzas, lideradas por una corza blanca.En un momento, las corzas revelaron su habilidad de hablar, y empezaron a burlarse de Esteban. Don Dionís y su hija no lo creyeron y se burlaron de Esteban, considerándolo como loco. Sin embargo, Garcés, uno de los criados de don Dionís y guardián de Constanza creyó totalmente en la historia de Esteban.Garcés, al parecer estaba perdidamente enamorado do Constanza, ya que la conocía desde hace mucho tiempo, y también por que su delicadeza y belleza lo tenían completamente enamorado.En un acto para probar su valentía e impresionar a Constanza para ganarse su amor, Garcés decide ir al monte y capturar a la corza blanca. Ya estando en el monte, perdido y quedándose prácticamente dormido, escucha a las corzas que empiezan a burlarse de él.Después, este les sigue el paso, pero en vez de encontrar a una manada de corzas, encuentra a un grupo de bellas doncellas bañándose en una laguna y jugando felizmente. En este grupo de doncellas, se da cuenta de que una de ellas es su amada Constanza.De una forma misteriosa y sobrenatural, las doncellas empiezan a transformarse en corzas, y en este momento, Garcés se hace la idea de que lo que acaba de ver solo fue una alucinación, y decide dispararle a la corza blanca, ignorando el hecho de que esta corza era en realidad Constanza. Cuando ya disparó, se da cuenta que acaba de herir a su amada, y tristemente presencia su muerte.
Aunque la historia es más larga es muy bonita. Te atrapa y da mucha pena leer el final.Imagino a la corza blanca como un animal realmente bello y delicado igual que Constanza. Y me da pena de Garcés incapaz de diferenciar sus imaginaciones de la realidad, incapaz de creer lo que sus propios ojos habían visto, lo que él mismo había presenciado. Nuestra mente puede jugarnos malas pasadas, podemos confundir sueños con realidades, realidades con sueños y cometer errores que nos destrocen la vida, por eso debemos ir con cuidado y saber lo que es real y lo que no y creer lo que presenciamos, no podemos hacer cosas sin verificar los hechos. Debemos responsabilizarnos de nuestros actos. Esta vez ha sido más sencilla la comprensión y por eso, aunque ha sido mas extensa me ha costado menos entenderla, incluso ha sido más sencilla resumirla porque he comprendido mejor todo lo que el autor quería decir.

Los ojos verdes

Trata sobre un señor llamado Fernando que está cazando y dispara contra un ciervo al que dio pero que siguió corriendo hacia una parte del bosque que estaba prohibida. Fernando lo siguió mientras sus vasallos se quedaban atrás.

El hombre llega a una fuente de la que se dicen que hay espíritus y si, una pieza llega hasta allí no podrán cazarla, pero le obligan a seguir y cuando llega allí le parecen ver unos preciosos ojos verdes de los que se enamora por completo. Se lo cuenta a Iñigo que le dice que no le conviene seguir así, no le conviene perseguir esos ojos.
Los días siguientes se levanta muy temprano solo para ir a verlos pero uno de los días se encuentra con una hermosa mujer a la que habla pero ella nunca dice nada. Hasta que un día le dice él a ella que la quiere y ella le contesta que vive en la fuente y que ella también lo quiere, así que los dos se besan mientras la mujer lo atrae a un precipicio del que al final Fernando cae y muere ahogado.



Las obsesiones no son buenas y eso era lo que creaban esos ojos. Fernando estaba completamente obsesionado y no enamorado. Es fácil confundir la obsesión con enamoramiento pero hay que saber distinguirlo. No podemos vivir por y para otra persona, y mucho menos si ni siquiera la conocemos, solo eran unos ojos, y él vivía por ellos. Esa obsesión fue la que acabó con su vida y es que debemos vivir principalmente por nosotros y no dejarnos llevar de esa forma.
Las leyendas son bastante más complicadas de entender que los poemas, y más pesadas, aunque hay que agradecer que sean breves, los poemas de Bécquer son realmente bonitos y también las leyendas pero teniendo el cuenta el lenguaje actual es complicado leerlo actualmente.

Rima LXXIII

Cerraron sus ojos
que aún tenía abiertos,
taparon su cara
con un blanco lienzo,
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.
La luz que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
la sombra del lecho;
y entre aquella sombra
veíase a intérvalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo.
Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil rüidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:
—¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
*
De la casa, en hombros,
lleváronla al templo
y en una capilla
dejaron el féretro.
Allí rodearon
sus pálidos restos
de amarillas velas
y de paños negros.
Al dar de las Ánimas
el toque postrero,
acabó una vieja
sus últimos rezos,
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron,
y el santo recinto
quedóse desierto.
De un reloj se oía
compasado el péndulo,
y de algunos cirios
el chisporroteo.
Tan medroso y triste,
tan oscuro y yerto
todo se encontraba
que pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
*
De la alta campana
la lengua de hierro
le dio volteando
su adiós lastimero.
El luto en las ropas,
amigos y deudos
cruzaron en fila
formando el cortejo.
Del último asilo,
oscuro y estrecho,
abrió la piqueta
el nicho a un extremo.
Allí la acostaron,
tapiáronle luego,
y con un saludo
despidióse el duelo.

Narra el rito de despedida que se le hacía a los muertos, pero después de todo ello nadie volvía. Se quedaban solos y eso era lo que el autor plasmaba. Se les daba el último adiós y ahí se acababa, soledad por una eternidad y es que los muertos se quedan muy solos.

En este no usa prácticamente recursos lo que lo hace un poema fácil. Nunca había pensado eso de que los muertos se quedaban solos, ahora me pregunto si hay un más allá donde también están solos, si les importa, si sienten lo que es la soledad. Nunca lo había visto así, quizás eso de ir a visitar a los muertos no está tan mal. Quizás sean los propios muertos los que lo necesiten.

Se trata de una rima existencial

Rima LXXII

PRIMERA VOZ
Las ondas tienen vaga armonía: 
las violetas, suave olor; 
brumas de plata, la noche fría; 
luz y oro, el día; 
yo, algo mejor: 
yo tengo Amor. 


SEGUNDA VOZ
Aura de aplausos, nube radiosa, 
ola de envidia que besa el pie, 
isla de sueños, donde reposa 
el alma ansiosa, 
dulce embriaguez
la Gloria es.


TERCERA VOZ
Ascua encendida es el tesoro,
sombra que huye la vanidad;
todo es mentira: la gloria, el oro.
Lo que yo adoro
sólo es verdad:
la Libertad.
Así los barqueros pasaban cantando
la eterna canción,
y al golpe del remo saltaba la espuma
y heríala el sol.
-¿Te embarcas?, gritaban. Y yo, sonriendo,
les dije al pasar:
-Ha tiempo lo hice; por cierto que aun tengo
la ropa en la playa tendida a secar

Los marineros le cantaban a la libertad, cosa que para ellos era embarcarse, un paso hacia la libertad, y es que todo lo que adoraban se resumía en esa palabra. Le dieron la oportunidad a Bécquer de embarcar, yo lo veo como una metáfora en la que él dice que ya ha sido libre como ellos quieren y  aún le duran las consecuencias, no tiene intenciones de repetir. Son los jóvenes delante de quien ya lo ha vivido todo, ellos con ganas de comerse el mundo y él que ya lo ha digerido.

Ha medida que pasa el tiempo el autor enfrenta mucho a la juventud y a la vejez, a las ganas de vivirlo todo y la inexperiencia frente a quien ya lo ha vivido todo y lo sabe todo. Los mayores ya ha hecho todas las locuras y los jóvenes mueren de ganas por hacerlo, Bécquer llegó al punto de vejes muy pronto, y joven fue un experto en la vida sin ganas de seguir experimentando y quizás con estos poemas anhela sus ganas de volver a ser así pero también expresa lo encantado que está con su experiencia. Pero eso son cosas que se le pasan por al cabeza a todas las personas mayores y es que ¿quién no quiere volver a su juventud? pero la experiencia no se paga con nada

Se trata de una rima existencial.

Rima LXXI

No dormía; vagaba en ese limbo
en que cambian de forma los objetos,
misteriosos espacios que separan
la vigilia del sueño.

Las ideas que en ronda silenciosa
daban vueltas en torno a mi cerebro,
poco a poco en su danza se movían
con un compás más lento.

De la luz que entra al alma por los ojos
los párpados velaban el reflejo;
pero otra luz el mundo de visiones
alumbraba por dentro.

En este punto resonó en mi oído
un rumor semejante al que en el templo
vaga confuso al terminar los fieles
con un amén sus rezos.

Y oí como una voz delgada y triste
que por mi nombre me llamo a lo lejos,
y sentí olor de cirios apagados,
de humedad y de incienso.

Pasó la noche, y del olvido en brazos
caí, cual piedra, en su profundo seno.
No obstante al despertar exclamé: “¡Alguno
que yo quería ha muerto!”

Estaba a punto de dormirse, en ese duermevela justo antes de dormir y escuchó algo en la calle, una voz que le resultaba familiar, no sabía el qué, pero hizo sentir que alguien que quería había muerto. Tuvo una premonición, no sabemos si real pero el lo sintió así.

Es una rima sencilla pero algo extraña. Aunque yo realmente pienso que cuando pasan cosas así, no siempre, pero a veces, somos capaces de sentirlo, cuando alguien que de verdad nos importa, muere, o le pasa algo, no sé, es como si tuviésemos una conexión y aunque no sepamos el que, sentimos algo extraño.

Se trata de una rima existencial.